Más que a una Conferencia de Presidentes/as, para “avanzar en la cogobernaza” -deseo elogiable de Mañueco-, la de ayer, con ausencias, rebeldías... recordó otras “ ... Cumbres borrascosas”. Para empezar, adiós baño de multitudes. Sánchez carece de vergüenza torera. Debió hacer el paseíllo, los trescientos metros que separan nuestra ágora del convento de la Orden de Predicadores. Él no pertenece a la OP, aunque predica supuestos logros. Eso sí, al resguardo del burladero monclovita, para evitar periodistas incómodos, gentuza de la derecha, y ciudadanos cabreados. Hizo el paseíllo bajo palio, ante sus ministros entonando el ritorna vincitore de Europa, cuando dijo traer tantos dineros. También para asediar ridículamente a Biden. Pero trescientos metros con tenderos que increpan, restauradores que aplauden a Ayuso, parados, jóvenes sin futuro, quienes acaban de pagar la luz... quita, quita, en coche al convento, que hay mucho fascista. Cual Nerón tras incendiar Roma, Sánchez no entiende que el populacho sea tan ingrato con sus sacrificios. Advirtió a Bolaños, ¡de plazas y calles, ni me hables!; al coche blindado contra proyectiles y zascandiles. Y cada presidente/a, cinco minutos para mendigar, ¡y a callar! Como Quevedo a Felipe IV, así “mal oiréis, Señor, lamentos y queja/ de las dos Castilla, la Nueva y la Vieja”.
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No sé si Mañueco, además de ilustrarle sobre la fachada de San Esteban -hermoso retablo de piedra-, le señaló al presidente la estatua de Francisco de Vitoria. ¿Sabrá Sánchez que sus Relecciones sobre los indios son consideradas universalmente la Carta Magna de su igualdad? Tiene guasa que ese “derecho de gentes”, lo destroce Sánchez en el mismísimo convento de Vitoria, favoreciendo a vascos y catalanes sobre el resto de españoles, encubriendo sus cesiones con lenguaje críptico, como “asimetría” o “multinivel”. Ayer tocaba encubrir nuevamente la desigualdad. Resumen: ¡Hoy somos más desiguales que los indios del XVI!
Una vez en el claustro, su Sanchidad habrá estado cerca del pozo a cuyo brocal dicen que se acercó Unamuno. ¿Habrá caído en análoga jactancia? “Cuando le invitaron a probar los sorprendentes efectos del eco... en lugar de dar una voz mostrenca, un grito inarticulado... (cuenta magistralmente Luciano G. Egido), dijo con toda la fuerza de sus pulmones... un ¡¡Yo!!, que el eco repitió para su satisfacción... en una efímera confirmación de su narcisismo”. ¿Narciso Unamuno? Un modesto aprendiz de Sánchez, cuyo yoísmo no conoce fronteras. Acaba de colgarse la medalla de oro de una vacunación cuyas dosis él no ha comprado, ni administra.
En el minúsculo orden del día, hubo una cuestión mayúscula. Castilla y León es la región mas extensa de Europa, y una de las mas envejecidas y despobladas. Las cifras son tan elocuentes como dramáticas. Yo no lo veré, pero llevamos camino de quedarnos en parque temático. Seguiremos fabricando talentos, pero en el horizonte, abundancia de lobos y escasez de ovejas; vacas cuidadas por inmigrantes centro-europeos; besanas sin sembrar; praderas sin carear; frutales y encinares sin podar...; pueblos habitados por zombis, sin wifi, templo, ni taberna; y esta apacible ciudad cervantina, se llenará de prótesis, bastones, sillas de ruedas, farmacias, ortopedias, geriatras, cuidadores, residencias de mayores, y conventos vacíos (uno veía antaño en el lugar de la conferencia, más de doscientos hábitos blancos; ayer hubo más prebostes que frailes). No quedan curas suficientes para tanto cristiano viejo, ni monjas “nativas” para rezar y hacer hostias. Y encima, más funcionarios. Los interinos fijos, y nuevos 35.000 más. Si como escribió Quevedo “Un ministro, en paz, se come de gajes/ más que en una guerra gastan diez linajes”, algún día cada linaje español tendrá que sostener un funcionario. La vida la seguirán trayendo los estudiantes, esa “gente moza, antojadiza, arrojada, libre, aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de humor”, que acabarán y enseguida emigrarán. El reto demográfico es una cuestión de Estado. ¿Va a abordarse como merece? Castilla y León precisa otra vez “Cartas pueblas”. Tema para otra ocasión.
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