Cuando don Manuel Gómez Moreno visita Salamanca, en 1901, ve en la iglesia de san Bartolomé, hoy desaparecida, la imagen de un “Crucifijo muerto, poco ... menor del tamaño natural” y anota que al cerrarse al culto la iglesia, el Crucifijo gótico pasa al Museo y las esculturas y pinturas a la parroquia de san Sebastián. Las esculturas eran: una Virgen, un Crucifijo muerto y las imágenes de san Bartolomé, san Pedro y san Juan Evangelista. Databan de los tiempos de las reedificaciones de la iglesia (siglo XVI) y correspondían al estilo italiano.

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Suponemos que una de las esculturas fuera este Cristo pero la teoría se quiebra porque más adelante habla de que en el Museo existe “Un Crucifijo de fines del siglo XVI; desnudo, robusto, cabeza muy caída, tipo manierista; bueno” que pudiera ser el Cristo de que hablamos y que continúa en el Museo todavía en 1932, según Camón Aznar y en 1956 según Eduardo Cirlot, pues ambos hablan de “Crucifijo de la segunda mitad del siglo XVI” e incluso Gaya Nuño habla de “otro Crucifijo, talla en madera”, en 1968.

Desaparecido del Museo, pasaría a san Sebastián y sería el conocido como Cristo de la Paz, en el lado de la epístola del crucero, por la inscripción que junto a él aparece: “PAZ”, a un lado de la parte baja de la Cruz y al otro lado, los siguientes versos: “Tú que pasas mírame / contempla un poco mis llagas / y verás qué mal me pagas / la sangre que derramé”.

Fue restaurado por el sacerdote salmantino don Gerardo Sánchez Cruz, pintado de verde y al rasparlo descubrió el color carne brillante que hoy tiene. Presenta además la peculiaridad de que la Cruz, en su parte inferior, lleva los agujeros propios para la sujeción a la carroza en que desfiló en su día con la Cofradía de Excombatientes.

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Esta cofradía fue fundada en setiembre de 1944, con el nombre de “Cofradía del Santísimo Cristo de las Batallas, Nuestro Padre Jesús del Consuelo y Nuestra Señora del Gran Dolor”. Jesús del Consuelo procedía de la inacabada iglesia de san Antonio el Real, en la plaza del Liceo. Fue la primera Cofradía que recorrió las calles salmantinas al norte de la Plaza Mayor: Toro, Avenida Mirat, Puerta Zamora, calle Zamora, Plaza Mayor y Toro.

Atravesó la Cofradía diversas vicisitudes que la hicieron desfilar en día distinto al primitivo, que era el Miércoles Santo, como hiciera desde el 28 de marzo de 1945, a las 11 de la noche, siendo llevado el Cristo de las Batallas en brazos por un cofrade. Al año siguiente estrenó una preciosa carroza trono, Nuestra Señora del Gran Dolor, tallada en nogal con bajorrelieves y bustos del Señor y de la Virgen.

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En 1967, al retirarle el permiso para que la procesión saliera desde san Juan de Sahagún, trasladó su sede a la parroquia de san Sebastián, desfilando en 1968 y 1969, junto a la “Hermandad de Nuestro Padre Jesús Flagelado” portando como imágenes las del Cristo de las Batallas y el Cristo de la Paz, en lugar del Cristo del Consuelo, que era uno de sus titulares. No desfilaron en 1970, limitándose a celebrar un triduo en san Sebastián, al año siguiente lo hicieron solo con el Cristo de las Batallas y en 1972 se extinguió la Cofradía.

El Cristo de la Paz lo pretendió el 22 de agosto de 1985 la “Hermandad del Silencio” para titular de su Cofradía, constituida en la parroquia de san José Obrero de los Pizarrales, para salir en procesión el Sábado Santo, que cambiaron por el Cristo de la Vela muy deteriorado, existente en la misma iglesia. Autorizada su cesión por el párroco de san Sebastián, fue denegado el permiso por parte del Cabildo catedralicio, ya que la iglesia de san Sebastián es sede de la parroquia de la Catedral desde 1903, una vez rehabilitada para el culto, pues desde 1840 había servido al Estado como almacén de productos estancos.

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