E L tiempo pasa y nosotros seguimos con las plazas vacías: la Mayor y la del Mercado, una como referente de la relación social como ... bares, restaurantes, hoteles, estudiantes...desolada por la ausencia de clientes y otra como referente de la producción local de todo tipo de alimentos y productos de nuestra tierra, de los que desgraciadamente poco estamos consumiendo.
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Es cierto que Salamanca está siendo golpeada muy duramente en esta pandemia. Me pregunto qué puede haber pasado para que esto haya sido así y entonces recuerdo el refrán de: “Agua pasada no mueve molino”. Seguramente lo bueno que tenemos, es decir, lo deseada que siempre es nuestra ciudad para venir, se haya convertido también en nuestra cruz. Tenemos las dos caras de la moneda y aunque parezca una contradicción, debemos agradecer a cuantos siempre nos han visitado y que en el futuro seguirán visitándonos siendo el motor de nuestra recuperación porque, aunque hoy parezca una quimera, volverán como las oscuras golondrinas de Gustavo Adolfo Bécquer. Pero mientras el mundo se recompone ¿qué vamos hacer en nuestra tierra? Lo primero ser creativos y ejemplos tenemos: el pequeño comercio minorista puso en marcha una iniciativa para unirse y ofrecer al usuario un servicio que, llamando por teléfono, se hicieran pedidos, que bien se enviarían a domicilio o bien se pudieran recoger en tienda, para así evitar salidas o aglomeraciones en los locales. De esta manera ayudamos a nuestros convecinos del comercio minorista a salir adelante; como Fely Campo que desde el principio, puso toda su infraestructura al servicio ciudadano haciendo mascarillas, que ya se pueden comprar online y que tienen todos los certificados en regla; o como Alcántara que está trabajando sin descanso para producir hidrogeles; o la USAL en la misma línea; o en Béjar produciendo mascarillas... u otros muchos empresarios locales como restaurantes, que están ya dando servicio domiciliario a sus buenos quehaceres.
Este ojo que observa pide a todos los salmantinos que consuman productos de Salamanca. Miren, ganaderos y agricultores no han parado, todos los días han ido a trabajar, arriesgando su salud y ¿saben para qué? para que todos podamos comer. Nuestra provincia es una gran despensa que tiene: legumbres, corderos, cabritos, cerdos, ternera, huertos...y buenísimo todo. Si no consumimos lo nuestro ayudándonos unos a otros ¿Dónde creen ustedes que vamos a ir? Pues muy fácil, iremos todos a la ruina. Si algo está poniendo de manifiesto esta terrible situación, es que tenemos que ser mucho más autosuficientes, solidarios con el vecino y eso sólo podemos conseguirlo si consumimos lo propio. Antes en Salamanca había de todo y ahora dependemos de otros en casi todo. Lo que no nos han quitado es la tierra y todo lo que procede de ella y es el momento de poner en valor lo nuestro.
Tenemos muchos productos maravillosos que no valoramos y éste es el momento de saber que, nuestros cestos, se hacen con los juncos del Tormes.
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