El viernes pasado que hacía un frío de mil demonios me acerqué a ver la exposición de coños inaugurada hace unos días en la Hospedería ... Fonseca.

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No sé por qué motivo pero siempre asocio el alivio del frío con esa zona íntima de ellas, supongo que porque de ahí procedemos todos los que transitamos por este mundo de salvajes anticiclones y gélidas borrascas tras pasarnos nueve venturosos meses disfrutando por toda la cara del más cálido paraíso que pueda existir.

O quizás también porque a ese jardín húmedo y cálido aspiramos a volver en busca de abrigo, deleite y afecto, al menos aproximadamente la mitad de la humanidad, siempre que haya tiempo, ganas y claro, que ellas estén por la labor.

Dice la artista albense Laura Sánchez, alias “Lalora”, autora de esta muestra inaugurada en el Espacio de Arte Experimental de la Universidad, que esta obra en realidad recopila su investigación y representación de los últimos años sobre coños y que por lo tanto que no vayamos a buscar otra cosa.

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Lo espinoso es que a continuación añade que también es el fruto de su observación de la falta de educación e imaginación de la sociedad, la cultura y su propio descaro, por lo que en su muestra no se podrán observar vulvas y mucho menos vaginas.

Personalmente les confieso que todavía no tengo claro si me encantaron o me disgustaron las obras allí expuestas porque yo iba tranquilamente a ver cosas que me gustan y de pronto la artista nos dispara que las miradas sexualizantes había que dejarlas fuera.

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Es de locos porque al final me sentí prisionero de un perturbador experimento en el que la artista tan sólo quería estudiarme y ver mi reacción ante su primorosa colección de coños.

Confieso por tanto que llegó un momento en el que más que mirar con detalle las obras allí expuestas, en realidad me pareció que eran los coños los que me observaban a mí, analizando con detenimiento mis pequeños gestos y reacciones en busca de conatos de nerviosismo, machismo, lascivia, prejuicios o mala educación.

Una situación incómoda y angustiosa que ya no me gustó tanto y que finalmente me llevó a la conclusión de que hay tardes de aburrimiento y frío que las carga el diablo.

Ahora solo espero que, en justa contrapartida, algún artista se anime a presentar otra exposición sobre el sexo masculino independientemente de que a un servidor no le hayan quedado ganas de visitarla.

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