Allá por el 2012, unos cuantos empresarios suizos presentaron un proyecto llamado Mars One con el que anunciaban que se iba a seleccionar a cuatro ... voluntarios, sin mucho apego por mantener los pies sobre la tierra, para enviarlos nada menos que a Marte.

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La noticia, con cierto tufo a fake news, sería confirmada contra todo pronóstico por la prensa seria, al tiempo que el fundador del proyecto, Bas Lansdorp, presumía de que todo iba sobre ruedas: la inversión publicitaria fluía de maravilla y hasta habían llegado a un acuerdo con la productora del Gran Hermano para grabar el reality show del siglo. Pues bien, a pesar de que los expertos, como el MIT, avisaron de que con aquellos medios técnicos de que disponían, el invento no se sostenía tecnológicamente y que los aspirantes acabarían asfixiados más pronto que tarde, las decenas de lunáticos dispuestos a cambiar de planeta, seguían inyectando alegremente sus ahorros en el descabellado proyecto.

Ocho años después, sin embargo, el sueño espacial de Mars Once se encuentra inmerso en un marrón tan terrenal como ese que conocemos como concurso de acreedores y los aspirantes, en vez de en Marte, han plantado su colonia en los juzgados intentando recuperar el dinero de lo que consideran que le sustrajeron vendiéndole la moto de lo que viene a ser toda una estafa. Han necesitado el equivalente a dos legislaturas en España, para aceptar que hay sueños muy hermosos que sobre el papel nos pueden ilusionar pero que no aguantan el tipo al mínimo contacto con la realidad.

De aquí al próximo 28 de abril, escucharemos como unos cuantos charlatanes sin muchos escrúpulos intentan vendernos un maravilloso chalet, que estará enclavado en una preciosa urbanización en Marte, Júpiter o Saturno, donde sin duda viviremos los mejores años de nuestra vida. Y serán capaces de anunciarnos que allá, donde ellos nos conducen, se podrán compatibilizar las mejoras sociales más siderales de toda la democracia con la más galáctica bajada de impuestos. O que disminuirán las cotizaciones a la Seguridad Social a los niveles de la fuerza de gravedad en la luna, pero que al mismo tiempo ascenderán las pensiones a un ritmo estratosférico.

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Ojalá que a la hora de acercarse a las urnas, tengan ustedes bien presente el curioso caso de los colonos en Marte.

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