Un poco exhaustos tras una estupenda excursión por la zona, paramos a la sombra de un templo en Gallegos de Argañán, para dar cuenta de ... un bocata de chorizo y unas Coca Colas de esas que perturban a Cristiano Ronaldo pero que imprudentemente llevamos en nuestra nevera portátil.

Publicidad

Después de dar gracias a Dios por haber creado a ese ser superior que un buen día inventó el bocata de chorizo ibérico, de pronto alzo la vista y tropiezo con una cruz de piedra, en cuyo pedestal aparece incrustada una placa, donde con mucho asombro leo la vieja inscripción falangista de “Presentes”, junto a un listado de caídos por la patria, encabezado nada menos que por José Antonio Primo de Rivera.

Inmediatamente miro a mi alrededor, creyendo que sin querer mi chica y yo nos hemos colado en uno de esos escenarios preparados para rodar alguna de esas películas de postguerra tan habituales en nuestro cine y que de un momento a otro, va a interrumpirnos la merienda el señor Vicente Aranda, Álex de la Iglesia, Amenábar, o cualquier otro de esos prestigiosos directores de cine español, lanzando terribles blasfemias y gritándole insultos a sus ayudantes por haber permitido que dos imbéciles se hayan colado tranquilamente a dar cuenta de dos envidiables bocatas de chorizo en mitad del rodaje.

Pero no. Por allí les aseguro que no aparece nadie más que un chaval con una camiseta de la selección dando pedales a una destartalada bicicleta y un paisano con sombrero de paja trepado a un tractor que muy amablemente nos da las buenas tardes y nos desea buen provecho.

Publicidad

Esta mañana navegando por internet compruebo asombrado que no sólo en Gallegos de Argañán sobreviven símbolos y vestigios del franquismo. Decenas de escudos, insignias, placas y hasta nombres de calles completamente ilegales y que cualquier ayuntamiento democrático debería haber retirado por imperativo legal hace más de una década (La Ley de la Memoria Histórica es de 2007), perviven todavía en muchos de nuestros municipios. Lo mismo también deberíamos tener esto en cuenta, cuando por estas latitudes, nuestros ayuntamientos redactan mociones condenando la ilegalidad y la vulneración del ordenamiento jurídico pero sólo cuando ésta se produce a muchos kilómetros, y por supuesto, en otras comunidades autónomas que no son la nuestra.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad