Verónica Casado está empeñada de nuevo en encerrarnos en casa con otro toque de queda para que no sigan disparándose los contagios.

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¡Hombre, la ... medida claro que da resultados! Si no salimos a la calle difícilmente nos va a atropellar un coche o imposible que nos caiga una teja en la cabeza, pero seguro que sufriremos otras patologías tan graves o más, incluso podemos morir de hambre.

En Castilla y León pasamos del blanco al negro en un abrir y cerrar de ojos. Fuimos los más aperturistas cuando se acabó el toque de queda del “doctor mentiras” y ahora estamos por ser los campeones de las restricciones, con permiso de la autoridad competente y si las leyes lo permiten. Pero no creo que el señor presidente del Gobierno esté por volver a decretar otro estado de alarma porque le fastidiaría sus vacaciones y ese festival verbenero que decretó cuando nos quitó las mascarillas en los exteriores.

Con el jolgorio con el que celebró Sánchez la desaparición de los tapabocas, no es de extrañar que muchos pensaran que el virus se había esfumado. Algunos expertos estiman que fue demasiado pronto y que se dio una falsa sensación de seguridad que todavía no podemos ni debemos tener.

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Con el virus disparado, con un crecimiento en vertical -ayer se registraron 1.182 nuevos casos en Castilla y León, a la titular de Sanidad no se le ha ocurrido hacer un llamamiento voluntario a enfermeras y médicos jubilados para que continúen con el calendario de vacunación y que los profesionales de enfermería, fundamentalmente de atención primaria, se dediquen a hacer cribados indiscriminados y masivos para evitar el ascenso de contagios que puedan colapsar el sistema sanitario, el de atención primaria y el hospital, porque si el virus campa a sus ancha y circula masivamente hay riesgo de llenar de nuevo los hospitales que hoy, afortunadamente, están casi vacíos.

Es indiscutible que el personal sanitario está cansado. Las sucesivas olas no les han dado tregua, pero hay otros colectivos que se han ofrecido para apoyar en la vacunación y avanzar más rápido, como por ejemplo los veterinarios. El colegio de médicos de Madrid también ha reclutado a profesionales jubilados para agilizar la inoculación. Aquí, que se sepa, no se ha recurrido a los voluntarios para agilizar los pinchazos. Y Casado se está pensando en llamar de nuevo a los médicos jubilados para hacer rastreos, peros mientras debate si son galgos o podemos y con el personal destinado al seguimiento de los contactos de los contagiados claramente mermado, la circulación del virus se multiplica exponencialmente. ¿No puede usted, señora consejera, tomar medidas más rápido en lugar de pensar en encerrarnos?

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Casado quiere plagiar a Portugal y retenernos en casa de 1 a 6 de la mañana, pero no se le ocurre copiar iniciativas de otras comunidades o países que no supongan mermar derechos fundamentales. En Alemania, por ejemplo, los antígenos se hacen de forma gratuita en las farmacias porque para acceder a muchos lugares, incluidos los de ocio, se exigen una prueba negativa.

Repito que no creo que nuestro presidente del Gobierno esté por la labor de escuchar a Verónica Casado y declarar de nuevo el estado de alarma. De otra manera, ya lo han dicho los tribunales, no hay posibilidad de dictar medidas que afecten a derechos fundamentales.

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El verano, querida consejera, no está hecho para estar metidos en casa, que ya bastante largo es el invierto de la meseta castellana. Piense en otras medidas que puedan frenar la curva ascendente, pero no tarde mucho porque hay que actuar ya para evitar que la economía se desplome ahora que está tomando un poquito de oxígeno.

Hable con los alcaldes, con las fuerzas y cuerpos de seguridad de Estado para que controlen el cumplimiento de las normas, reúna a la hostelería para que colabore, pero no nos deprima usted insinuándonos otro confinamiento, por favor.

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