El dióxido de carbono viene acumulándose en la atmósfera desde hace mucho tiempo, siendo, al parecer, el principal componente de los gases de efecto invernadero.

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La humanidad libera anualmente alrededor de 30.000 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, y la planta de captura directa de aire más grande del mundo actualmente elimina alrededor de 4.000 toneladas al año.

Eso ha llevado a buscar fuentes de energía más limpias pero por este camino, que durará décadas, seguiremos liberando toneladas y toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera y acrecentando los efectos del calentamiento global. Pero no bastará con reducir nuestras emisiones: tendremos que eliminar parte de lo que ya hemos emitido.

Este es, a mi juicio, el primer problema que es necesario abordar y la solución, como en tantos problemas, la tienen la ciencia y la tecnología. Se trata, pues, de invertir sin miedo en esa dirección, para lo cual vendría bien un acuerdo bajo el paraguas de las Naciones Unidas que implicara a los distintos gobiernos.

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Llegan muy buenas noticias en este sentido: Según los científicos de la Universidad Metropolitana de Tokio existe una posible solución. Según esos científicos, se puede capturar y eliminar el CO2 de la atmósfera.

Mientras estudiaba una serie de compuestos de amina líquida, el equipo de esa universidad descubrió que el sistema llamado isoforona diamina (IPDA), era particularmente efectivo para capturar dióxido de carbono. Se trata de usar un sistema líquido que pasa el aire a través de una solución química para eliminar el CO.

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Los investigadores se centraron en el uso de compuestos de amina líquida, modificando sus estructuras para mejorar la velocidad y la eficiencia de la reacción. Con ello, el dióxido de carbono es extraído directamente del aire y el carbono que queda capturado en sólido puede almacenarse en formaciones geológicas profundas o usarse en diversas actividades humanas.

Con este enfoque, seríamos capaces de eliminar gran cantidad de ese dióxido de carbono que venimos lanzando a la atmósfera.

Creo, en mi ignorancia, que es por ahí por donde está la solución, y así acabaríamos con esta doble plaga: la del CO₂ y la de los ecologistas radicales (que quieren sustituir el automóvil por el asno).

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Que se pueda eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera no quiere decir que se deban olvidar las emisiones contaminantes a ras de tierra, incluida, por cierto, la contaminación acústica.

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