Los militantes han apeado a Soledad Murillo de la carrera por la Alcaldía de Salamanca. Yo diría que casi le han hecho un favor a ... la exsecretaria de Estado con Zapatero y con Sánchez. Tal y como está el socialismo, transmutado en “sanchismo” y pactando con alevosía, nocturnidad y a puerta cerrada con los golpistas la rebaja de las penas de malversación, es decir, disminuir las condenas para aquellos que roban el dinero público, lo más conveniente que le ha podido pasar a la aspirante socialista es no tener que estar en primera línea. Sería comprometido para ella cantarle las cuarenta a su jefe por semejante barbaridad.

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Lo del lunes ya es el colmo de la desfachatez política. Hasta el presidente de Castilla-La Mancha, un socialista nada sospechoso, se ha revelado por el penúltimo escándalo del presidente del Gobierno. Emiliano García-Page ha dicho que es intolerable que Sánchez pacte con los delincuentes su propia condena.

Lo hará por conveniencia electoral, pero es el único que ha tenido arrestos para decir lo que piensa la mayoría. No se puede pactar una rebaja de las penas con quienes están pensando y organizando la comisión de otro delito. Los independentistas catalanes no han engañado a nadie y ya han anunciado una hoja de ruta para convocar un referéndum. Después del favor que les ha hecho el sanchismo, desde el punto de vista penal hasta les sale rentable.

No es que José Luis Mateos, el candidato socialista a las elecciones de mayo que ganó el domingo las primarias frente a Soledad Murillo, vaya a ser mucho más crítico, pero al menos sí alzará un poco la voz, porque de lo contrario, las urnas le van a pasar la factura del señor presidente del Gobierno.

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El manoseo de las leyes y del poder judicial no sé si tendrá consecuencias para el presidente de este Gobierno, aunque es verdad que la ciudadanía está más pendiente del bolsillo que de la salud democrática que está destrozando Sánchez. Los sondeos del “bienmandado” Tezanos no dicen que vaya a sufrir demasiado y más cuando se ha asegurado los apoyos con lo peor de cada casa.

De lo que no hay duda es de que sus compañeros de partido, los que se baten el cobre en mayo a pie de calle en los ayuntamientos, como es el caso de José Luis Mateos, sí sufrirán las consecuencias de los despropósitos “sanchistas”.

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En Salamanca, afortunadamente, no tenemos ERC ni Bildu y los podemitas están prácticamente eliminados del mapa, por eso no será tan fácil que Mateos puedan llegar a acuerdos con cualquier otro partido que le pueda garantizar la gobernabilidad del Ayuntamiento en caso de que ninguno consiguiera la mayoría suficiente.

Enrique Cabero, que repitió en 2015 como candidato socialista a la Alcaldía de Salamanca, estuvo a punto de conseguirlo a través de un pacto con Ciudadanos, pero el acuerdo no llegó a puerto por los recelos hacia un Sánchez, entonces solo candidato y jefe de la oposición, que ya apuntaba maneras. Y eso que todavía no lo habían echado los “barones” como secretario general del PSOE.

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El inquilino de La Moncloa pacta hoy con terroristas y golpistas, mañana aprueba un paquete de migajas en forma de subvenciones para distraer a los españolitos que no llegan a final de mes y en diciembre del 23, nos hemos olvidado de todo y vuelve a ganar las elecciones y a repartirse el pastel de La Moncloa con quienes han justificado el terrorismo o quienes están pensando en dar otro golpe de estado para conseguir la utópica independencia de Cataluña.

Lo siento por José Luis Mateos porque va a recibir de los salmantinos la patada que iba dirigida al señor Sánchez.

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