Estoy con las tunas femeninas y las defenderé a capa, espada y cuchara. La cuchara que llevaban sus antepasados –únicamente varones—lista para cuando cayese ... la sopa boba, el bodrio conventual con el que saciar el hambre lobuna de los estudiantes, que no sabe de género. Por eso sopistas o chofistas, que eran los que buscaban los bofes en los mataderos. Sopones, como aquellos de Torres Villarroel, que hoy viajarían en Blablacar. Sopones de cuchara y aceituna, según la clasificación de Roberto Martínez del Río, documentados en su museo virtual (por ahora) del estudiante. Gallofos, goliardos y gorrones se asocian también al género de tuno. Y de tuna. Mi amiga Paz San Sebastián tenía tirria a los tunos e interpretaba una obra con Mendiguchía, Vicente y otros que se titulaba “Antes muerto que tuno”. Nunca entendí su inquina a la tuna. Hoy vive en Italia, cerca de Milán. Aquí se rodó una de las películas más lamentables del cine español,”Tuno negro”, y no hay foto de autoridad, desde Lady Di a Juan Carlos y Sofía, eméritos, que no tenga su tuna al lado cuando visitaban Salamanca. Antes eran mozos bigardos y hoy también son chicas con unas ganas de divertirse que no se imagina y una más que asumida igualdad plena. Y no las bajará de ahí. Bien. Anoche me rondó la tuna femenina de la Universidad. Lo hace de vez en cuando y yo me dejo, como no podía ser de otra manera. Eso sí, no las acompaño de ronda, no podría. Ni debo. Lo que pasa en la ronda, se queda en la ronda.

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Horas antes estaba en la clausura del congreso de pacientes de cáncer que se celebró en el Palacio de Congresos y donde se volvió a hablar de las esperanzadoras cifras de supervivencia y el reto del llegar al 70% en diez años, pero también de la prevención. Insisten los oncólogos y había unos cuántos, como Juan Jesús Cruz o Eugenio Santos, en la prevención. Esta semana, Iluminado Oliva, médico, presentaba una nueva edición de su “Cuidar la salud es amar la vida”. Lo hacía en el Casino de Salamanca y casi revienta las costuras de la casa por la cantidad de asistentes. Dice que tener una predisposición no significa que se padezca cáncer, y que los factores ambientales (¡ojo!, que ya se habla muy en serio de esto) y los hábitos de vida son fundamentales. Después de este congreso, Inmaculada Rodríguez comienza a preparar la Noche del Corazón de la AECC en Salamanca, que tendrá lugar, como siempre, en febrero. La cita salmantina contó con caras muy conocidas, como Mar Siles, investigadora y última pregonera de las fiestas; Pedro Díaz (¡viva el presidente!) o la consejera de Sanidad, Verónica Casado, que fue mejor médica del mundo, que asentía cuando se mencionaba la “humanización” de la atención del cáncer; qué mejor lugar que Salamanca para hablar de ello, como dijo el Rector Ricardo Rivero.

Poco a poco la Navidad se va introduciendo en nuestras vidas. El Corte Inglés ha estrenado iluminación, el primer puesto de turrones albercanos ya está en los portales de San Antonio y los escaparates van decorándose poco a poco con eso que llamamos motivos navideños. El frío también ayuda. En Salamanca siempre se ha combatido el frío con bufanda, conferencias y castañas recién asadas. Nada como una conferencia o un buen concierto para estar calentito un par de horas y un cucurucho de castañas asadas mientras regresamos a casa. Y la bufanda es porque aún no hay gargantillas de San Blas. Este año, si me lo recuerdan, le compro unas a las tunas que rondan. ¡Aúpa, tuna!

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