¿DE verdad alguien todavía piensa que es libre de publicar en sus redes sociales lo que quiera? No, amigo, no. En las redes sociales ... solo subes lo que te dejan, lo que ellos consideran que es correcto. Y lo más divertido de esto es que ni siquiera son personas, son algoritmos, son máquinas. Tengo una ciberamiga (porque no hay manera de verla en persona) que se enfada con la censura que muchos contenidos taurinos sufren en las redes, pero claro, tú puedes enfadarte todo lo que quieras con un ordenador que él, mucho me temo, que no se va a sentir muy afectado por ello.
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Pero vamos, que esta amiga no es la única que ha sufrido esta censura taurina. La propia Ayuso (¡Presidenta!) vio cómo Facebook retiró una foto suya en el callejón de las Ventas. Es cierto que denunció este hecho y alguien con dos dedos de frente (menos mal que algunos seguimos siendo mejores que las máquinas) volvió a publicar la foto.
El modo en que las redes sociales deciden qué contenidos son “apropiados” y cuáles no es arbitrario y ridículo. Os voy a poner dos ejemplos muy claros. El primero, imagina que eres una ONG y quieres dar a conocer en Google un servicio de teleasistencia para señores mayores y acompañas el texto con una foto de una señora mayor abrazada por una chica joven. Ahora imagina que Google no te aprueba esta publicación por violencia con animales (sí, has leído bien) ¿Lo entenderías? Pues yo tampoco. Y ha pasado.
Otro ejemplo. Imagina que eres un museo de Viena y quieres colgar imágenes de tus cuadros y, en algunos de ellos, se ve alguna parte pudenda. Pues tienes dos opciones, o te lías a tapar estas partes al más puro estilo Volterra en la Capilla Sixtina, o te dedicas a subir estas fotos en el perfil de onlyfans que, para los que no la conozcan, es una red social donde actualmente muchas personas suben vídeos de contenido sexual que puedes ver previo pago. Los museos de Viena han optado por la segunda opción, pero tranquilos que en su caso puedes ver las fotos gratis.
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Las redes sociales se han convertido en un modo de comunicarnos cada vez más importante, más empleado que, por ejemplo, el teléfono (bueno, maticemos, hablar por teléfono) y vivimos con la falsa sensación de que somos libres y, que podemos subir lo que queremos. Ja. Como ya he dicho subes lo que te dejan. Si no teníamos bastante con la dictadura de lo políticamente correcto (qué rollo), encima nos lo imponen nuestros queridos Facebook, Instagram, Google... Pues eso que FREENIPPLE, aunque solo sea para las obras de arte.
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