Se ofrecía con chulería pinturera el pasado viernes Mañueco para llevar a hombros a la Moncloa al señor Feijóo.
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No lo menospreciemos por ello. No es fácil el oficio de costalero por más que pudiera parecernos en un principio tan simple y rudimentario.
Este quehacer que en su día ejercían los espontáneos y que hoy, con cierta ironía, se conoce en el gremio como el de “capitalista”, se trata de un cargo desde luego sacrificado para el que se requiere buena hechura de espaldas, mucho aguante y buena disposición para aceptar con agrado los kilos que se te planten encima.
El costalero vocacional va de pueblo en pueblo y de plaza en plaza, allá dónde se celebre el festejo, para que por un módico precio que oscila entre los 100 y los 150 euritos que te introduce en el bolsillo disimuladamente algún subalterno, cargar con el maestro que acaba de triunfar.
A Mañueco, por algún motivo, es cierto que nos lo imaginamos ejercitándose en el menester. Quizás porque siempre hemos visto lo bien que se arreglaba para salir bien colocado en las fotos (antes con Casado, ahora con Feijóo, siempre con su musa Ayuso), tratando de acercarse sonriente y pelotudo al líder. Justo como aquel que cantaba el maestro Javier Krahe en su vieja copla “Tiralevitas”.
Eso sí, lo que es indudable es que por mucho que se prepare para ello y ya lo está haciendo advirtiendo a todos sus correligionarios que se presentan a las elecciones municipales que no hablen de lo que verdaderamente importa a los ciudadanos en unas municipales sino que tan sólo den la barrila con lo del “sanchismo”, también debería prepararse para el supuesto caso de que tras la pertinente faena, el maestro que él esperaba que saliera enarbolando orejas y rabo, acabe maltrecho, quién sabe si con un descosido en la femoral, el corazón, o la ingle que pudiera amenazar su vida.
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La Providencia no lo quiera, pero cosas más desagradables hemos presenciado desde estos burladeros de Dios.
Acostumbra Mañueco a vender la piel del oso antes de cazarlo, como aquella vez que se las prometía muy felices con una mayoría absoluta en Castilla y León, y acabo devolviéndonos un poco a la Edad Media formalizando este primer gobierno de coalición con la extrema derecha con el que nos tiene empantanados a todos.
Así que mucho ojo con eso, le aconsejamos al aspirante a costalero. Por si las moscas.
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