ADVERTÍ el domingo de que lo importante era lo que llegaría después y aquí estamos. Unos dicen que empantanados y otros que haciendo tiempo. Hay ... quien dice, por ejemplo, el candidato socialista Luis Tudanca, que el pescado está vendido y ahora se le estaría colocando un envoltorio en condiciones. El socialista no duda de que habrá gobierno con Vox, pero quizá sea una estrategia. Tratamos con políticos. Estamos también un poco con el susto en el cuerpo. Esta incertidumbre no es buena en estos momentos de recuperación y fondos europeos, y de hecho la patronal de Castilla y León ya ha dicho a los políticos que se den prisa. Pero no estamos para prisas y Alfonso Fernández Mañueco no es de esos. Es de los que se toma su tiempo. Quizá tampoco sepa muy bien para dónde tirar porque unos le dicen que, por aquí, otros que por allá... Él quiere que le dejen gobernar. Solo. En la Escalera de la Universidad de Salamanca, la del Edificio Histórico, al final de cada paño hay una cara doble que te invita a elegir entre seguir ascendiendo hacia la sabiduría, el conocimiento, la Biblioteca, donde se encuentra el vítor de Nebrija, o darte la vuelta hacia la fiesta del primer tramo con sus músicos, saltimbanquis, cortesanas y señoras de picos pardos. Puedo imaginar al vencedor de las elecciones del 13-F frente a esa doble cara y no quisiera estar en su piel porque da igual lo que elija porque dejará descontentos que le zarandearán. Todos deberíamos visitar más la Escalera de la Universidad de Salamanca, leer su historia, descifrar sus símbolos o intentarlo, sacar conclusiones. Hay sabios universitarios, como Enrique Sánchez Reyes o Luis Cortés que escribieron de ella y nos ayudan a entenderla. Si el autor de “El Código da Vinci”, Dan Brown, conociese los enigmas de nuestro Estudio hace tiempo que hubiese publicado una novela de las suyas, pero de momento no hay noticias suyas. Conozco a algunos autores salmantinos que se han apoyado en símbolos del edificio universitario para inspirarse con buen resultado. Por lo menos así me lo parece. El propio Luis García Jambrina remataba uno de sus primeros manuscritos en la fachada. Salamanca, el Estudio, también inspiraron a Carmen Cervera, Sergio García, Maeva Nieto, Margarita Torres, entre otros. Cada interpretación que he leído de lo representado en la fachada y lo que esta representa me ha parecido una fascinante novela de misterio. Todas me parecen acertadas. Pero estábamos con el ganador de las elecciones del domingo ante esa doble cara de la Escalera Universitaria con su ser o no ser. A los que me han preguntado qué va a pasar les digo directamente que no lo sé, pero lo sabré.

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Total, que este año el día de San Valentín, el patrono de los enamorados, se los pasó la parroquia pensando en política en lugar de ir a pelar la pava a un parque, hacerse unos arrumacos en el Huerto de Calixto y Melibea, pasear por el parque de Nebrija al atardecer y terminar el día con unas copas y chachachá. Lo suyo hubiera sido que las copas se tomaran en la Plaza Mayor, pero su iluminación está reparándose y carece de cualquier romanticismo. Me acordé de Valentín Gallego y de Valentín Pérez, como todos los años, que son mis valentines de referencia. Ana Carabias, una de mis grandes devociones, me recordó sus nuevas investigaciones de Beatriz Galindo, La Latina, que explicó ayer en el Casino. Ya les contaré. Juan Simoes, un viejo amigo de YMCA, me contó que mientras el mundo juega al borde del precipicio jóvenes rusos y ucranianos compartían un finde hablando de paz virtualmente. De esta y de todas las demás sólo nos sacan los jóvenes. Este miércoles mi admirada Teresa Alfonso dirige a Pablo Málaga e Isabel Ortíz de Zárate “5 segundos y 120 kilos” en el Liceo con la pandemia al fondo. Una pandemia ahora a la baja, que quizá permita festejar el Carnaval del Toro como dios manda.

Sigo preguntándome de qué manera la España vacía, si está vacía, ha conseguido representación en las Cortes; si Ciudadanos sería hoy lo que fue si en lugar de apoyar al PP a formar gobierno lo hubiese echo al PSOE; si Juan García-Gallardo (Vox, de nada) tiene cara de vicepresidente quizás otros la tengan de consejero o director general, y aquí puede haber una pista; y si una vuelta a las urnas dejaría los mismos resultados. En fin, aquí estamos.

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