Miércoles, 9 de septiembre 2020, 16:19
La inversión en la economía verde no tiene solo que ver con energía, sino que presenta grandes ventajas estructurales por su carácter transversal. Entre ellas, la mejora de la competitividad económica, de la balanza de pagos, la reducción de emisiones y contaminación y el importante efecto tractor en la industria y el empleo en sectores como la construcción, la fabricación de bienes de equipo, servicios de ingeniería, la electrificación de usos energéticos o la máquina herramienta, con impacto particularmente positivo en la llamada España vaciada.
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En el mundo existe un consenso generalizado sobre como configurar economías y países sostenibles y todo pasa por conseguir un medio ambiente sostenible. También coinciden en apuntar que es el momento de orientar los estímulos y las inversiones de manera inteligente en sectores de futuro, que aseguren una recuperación y empleos duraderos y, con ello, un cambio del modelo productivo más resiliente a futuros desafíos.
El Pacto Verde Europeo ha situado la transición verde en el centro de la acción política y, en España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) establece que el 74% de la electricidad será de origen renovable en 2030. Además, concreta una batería de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover la penetración de energías renovables e impulsar la eficiencia energética, maximizando las oportunidades y beneficios para la economía, el empleo, la salud y el medio ambiente.
Apostar por una economía verde es invertir en renovables, en redes inteligentes y en el almacenamiento, que permitan una mayor electrificación. La transición energética presenta oportunidades en nuevas tecnologías y procesos industriales, como el hidrógeno verde.
El mundo postcoronavirus representa una oportunidad para generar ecosistemas limpios, pero brillará más si aprovechamos las fortalezas de nuestros entornos y comunidades. España dispone de empresas punteras en sectores de futuro, pero es necesario impulsar una estructura empresarial óptima, generando una masa crítica para garantizar que las inversiones y el empleo puedan quedarse en el país.
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Contamos con recursos naturales para generar energía como el viento y el sol. Las tecnologías renovables son competitivas y el país dispone de un tejido industrial puntero en diversas actividades. Pero, además, empresas energéticas españolas, entre las que se encuentra Iberdrola, han dado un paso al frente para responder a este nuevo paradigma y han acelerado inversiones para contribuir a reactivar la economía y el empleo, por su enorme efecto tractor, en torno a principios ‘verdes’.
En el caso de Iberdrola, la compañía impulsa sus inversiones en renovables en Castilla y León, confiando en que contribuirán a la recuperación verde y crearán oportunidades para el desarrollo económico sostenible en la Región y la transformación de la Comunidad.
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Iberdrola promoverá en la Comunidad en los próximos años más de 1.800 MW en proyectos renovables -eólicos y fotovoltaicos-, para los que destinará inversiones de más de 1.300 millones de euros. Este volumen de recursos dinamizará el tejido industrial y generará empleo para 18.000 personas, atendiendo a las estimaciones establecidas en el PNIEC.
En Velilla, la compañía levantará el mayor complejo fotovoltaico de la región, con un total de 400 MW de potencia instalada, que será también uno de los mayores de España. Estas actuaciones representarán una inversión de 300 millones de euros y crearán, en base a los cálculos utilizados en el PNIEC, más de 4.000 empleos.
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Su plan de transformación en la zona incluye, además, inversiones en redes inteligentes y movilidad sostenible, la instalación de una planta de valorización de residuos, programas de formación y la creación de una Plataforma de Innovación Ciudadana para incentivar el emprendimiento en la comarca. Los trabajos de desmantelamiento de la térmica en los próximos cuatro años y medio permitirán dar continuidad a la colaboración con proveedores locales, cuya involucración en estas tareas asociadas representará un volumen superior al que mantienen en la actualidad.
En la Región, Iberdrola mantiene en construcción y tramitación más de 650 MW renovables en proyectos eólicos y fotovoltaicos. La compañía está inmersa en la ejecución del complejo eólico Herrera, con los aerogeneradores de mayor potencia en el mercado nacional en la actualidad, y el parque Fuenteblanca; y tramita los proyectos eólicos de Buniel y Valdemoro -que hacen de sus 164 MW de potencia uno de los mayores de la compañía y del país-, así como tres fotovoltaicas de más de 400 MW, entre ellas, una planta solar en Ciudad Rodrigo.
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Adicionalmente, Iberdrola impulsará su plan de inversión en renovables en la región con el desarrollo de una cartera de proyectos eólicos y fotovoltaicos, que en la actualidad se eleva a más de 1.100 MW, cuya tramitación iniciará este año para su desarrollo a partir de 2022.
En Castilla y León, Iberdrola lidera desde hace más de 15 años la promoción de renovables, donde opera ya más de 5.100 MW eólicos e hidráulicos, que la convierten en la región con más potencia ‘verde’ instalada por la compañía.
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