Miércoles, 9 de septiembre 2020, 16:20
Sorprenderse bajo el misterioso arco de la calle Judería, descubrir las joyas de Santa Teresa y el patrimonio que durante siglos estuvo oculto tras los muros del convento de las Madres Carmelitas, ascender las escaleras del castillo y vibrar con las vistas desde su mirador, saborear una gastronomía que ha crecido combinando calidad de productos autóctonos con modernidad, ... Alba de Tormes es Santa Teresa, es turismo religioso pero también es historia, patrimonio, etnografía, cultura, medio ambiente o gastronomía. Esta es la apuesta que ha hecho el Ayuntamiento de la villa ducal para diversificar una oferta que cada vez atrae a un turista que busca calidad, que se recrea en los detalles, que quiere aprender y participar en la vida de la villa.
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“Siempre se puede buscar un atractivo nuevo para nuestro turismo, no podemos dejar de lado el turismo religioso porque es fundamental en Alba de Tormes y único, hay peregrinaciones porque Santa Teresa es una santa, mística y escritora y nunca podemos dejarlo de lado, pero si que se pueden abrir nuevos tipos de mercado”, asegura la alcaldesa de la villa ducal, Concepción Miguélez. Hablamos de gastronomía, que en los últimos años ha adquirido una importante dimensión en la localidad ya que “los propios restauradores están apostando por innovar y ofrecer nuevos productos al visitante y al turista”. Una cocina que ofrece “continuidad” con la tradicional que “ya era reconocida en la villa”, pero que ahora se renueva mimando ese producto tradicional y de calidad y dándole un aire innovador. “Un nuevo producto que nosotros promocionamos porque el sector responde”, concreta Miguélez. De hecho, la villa ha acogido las Jornadas de Cocina Carmelitana y ahora mismo está celebrando un concurso de pinchos del mismo tema.
El río marca el ritmo de la villa ducal y por eso el río se ha convertido en otro recurso muy atractivo para un tipo de visitante que busca disfrutar de la naturaleza, ya sea disfrutando de las ventajas que ofrece el río como de las rutas senderistas de la zona, incluida la Vía Verde de la Plata que se ha convertido en un recurso especialmente importante para la localidad. La alfarería, su impulso y recuperación de algo que para Concepción Miguélez “es un arte” es otro de los grandes retos del Ayuntamiento.
El avistamiento de aves, las rutas senderistas, la vía verde, la aceña o pasear por la ribera del Tormes se han convertido en un atractivo más que suma en Alba de Tormes. Ahora el Ayuntamiento trabaja en promocionar las batallas napoleónicas que tuvieron lugar en la zona. Un nuevo recurso turístico por el que la villa ha apostado de la mano de otras localidades, como afirma la primer edil.
Tras la pandemia la villa ducal ha visto como el turismo que acoge ha cambiado. En lugar de grandes autobuses con excursiones en las que la visita se realiza sin perder tiempo llegan pequeños grupos de familias que tienen más tiempo, disfrutan más de la localidad. Un tipo de turista que invierte más en la villa, que pernocta en ella y disfruta de su gastronomía, sus bares y sus tiendas.
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Favorece este tipo de turismo el ALBA Card, una tarjeta que permite acceder a todos los museos de la villa y hacer una visita guiada por la localidad que termina con un aperitivo además de disfrutar de ventajas en establecimientos de restauración y tiendas de la villa. El próximo reto de la villa es lograr que sus fiestas de octubre, que ya tienen la declaración de fiestas de interés turístico regional, consigan el interés turístico nacional.
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