Domingo, 29 de agosto 2021, 10:13
Posiblemente el sueño de cualquier deportista que practica un deporte minoritario, sea ver como su deporte es encumbrado al Olimpo del deporte. La pesca que ya fue tratada como deporte por Basurto en 1539 a día de hoy no es deporte olímpico sencillamente porque ha evolucionado poco, sigue anclada en el pasado, se dio un paso de gigante cuando la Federación Internacional impuso a sus practicantes la obligatoriedad de soltar las capturas, para que siguieran viviendo, todo un hito y revolución para el pescador deportivo, al que le costó adaptarse; dar el siguiente paso y que no sea necesario capturar un solo pez para poder colgarse una medalla de oro en unos juegos olímpicos es todo un reto y de momento un sueño.
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Impresiona ver como el hombre es capaz de fabricar un río para que desciendan por aguas rápidas unas piraguas regateando corrientes, arriba, abajo, a un lado, dejándose arrastrar para a golpes de remo aguantar los envites del agua y mandar sobre ella completando un circuito predeterminado, esos que alguna vez han pasado justo al lado cuando pescábamos con el agua al pecho; cómo me gustaría ver el deporte de la pesca ahí, con ellos, en el Olimpo de los Dioses. Nos gustaría ver peleando contra la corriente en un escenario parecido, en lugar de un piragüista con un remo, a un pescador metido en un vader, con una caña de mosca en la mano, en plena corriente intentando meter la mosca en sitios determinados, delimitados por pequeños aros, luchando contra las dificultades propias de un suelo inestable, lleno de cantos rodados de todos los tamaños, donde mantenerse en pie y no ser arrastrado por el agua sea complicado, peleando por volar la línea para colocar una mosca en el agua sin que drague y que no sea engullida por el agua, observando con todo detalle cómo se posa, deriva unos segundo y se introduce en el aro; deslizándose como lo hace una bola de golf antes de caer al hoyo, obteniendo finalmente oro olímpico en lance con caña a mosca, disciplina que conjugaría, concentración, fuerza, pericia, precisión, destreza y una técnica depurada. Por desgracia es una realidad lejana, sólo deseo que algún día, el pescador, conciba la pesca deportiva de dos maneras, una lúdica como se realiza ahora y otra olímpica, aunque sea sin capturar peces.
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