Miércoles, 24 de junio 2020, 20:59
La modalidad de pesca a mosca con sedal pesado, ha tenido un auge relativamente reciente en España en detrimento de otras modalidades tradicionales que cada vez se ven menos por el río, quizás sea la plasticidad y vistosidad de los lances unido a los resultados a la hora de capturar peces los motivos principales del cambio.
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Las denominaciones para referirse a la modalidad son numerosas, unas aluden al señuelo utilizado, denominándolo pesca a mosca o con mosca, al utilizarse la imitación de una mosca. Otras hacen alusión al material empleado para su práctica, denominándola pesca con sedal pesado o pesca con cola de rata, al utilizarse una línea con peso y diámetro en disminución como la cola de una rata y por último otras denominaciones hacen referencia a la técnica empleada a la hora de presentar un señuelo, denominándola pesca a látigo o tralla, al manejar los materiales con una técnica similar a la empleada para el manejo de un látigo.
Para centrar y concretar de qué hablamos, la denominaremos “pesca a mosca”, entendiendo que la pesca a mosca es un sistema para capturar peces que requiere de un equipo muy concreto y una técnica especial para ponerla en práctica. Históricamente la “pesca a mosca”, nace en Inglaterra, a partir de la creación de clubes elitistas que consideraban esta técnica como el único método válido para capturar truchas en aguas lentas o paradas, siendo su cuna el río Test, donde en la actualidad únicamente está permitido pescar aguas arriba y de forma prácticamente exclusiva con una mosca que flote, lo que se conoce en la actualidad como mosca seca. La evolución de los materiales, la producción a gran escala que permite abaratar costes y principalmente la popularidad despertada en Estados Unidos, permitió que la “pesca a mosca” se expandiese por todo el mundo, llegando a todo tipo de personas, lugares y clases sociales, consolidándose definitivamente con la invención de la fibra de carbono, las líneas sintéticas y el monofilamento de nailon.
Se abre un amplio abanico, donde la correcta ejecución de movimientos de lanzado con la finalidad de controlar la línea, evitar obstáculos y salvar condiciones meteorológicas adversas como el viento, a la postre los peores enemigos del mosquero, así como adquirir conocimientos de entomología, para saber elegir la mosca adecuada, serán los mayores retos para el pescador de mosca.
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