Cuando el Unionistas juega en el San Casto dos cosas suceden como rutina: la primera, recordar que en la ya lejana pretemporada del 2014 en este mismo escenario el conjunto blanquinegro jugó su primer choque, y el segundo es que la grada se llena hasta la bandera. Luego, cada partido, ha tenido su mundo. El de hoy tenía aires de cierta ‘revancha’ por la derrota ante el filial Alcorcón en el Del Bosque de Garrido. Así se lo dijo Casañ en entrenamiento previo [“Si vamos de vacaciones pensando que son de Tercera, mal vamos”]. Pero tan poco muchas. Duró lo que tardó en llegar el gol. Y ya...
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Lo cierto es que partida el equipo de Casañ, dibujado con un 4-4-2 acentuado en exceso, mordió a la tierna defensa de la UD Santa Marta en busca del gol que pusiera las cosas en su sitio. De la Nava y Losada ratoneaban entre los centrales ganando metros. Un acción de Borja por aquí, un tímido centro de Juampa por allí... Hasta que Tropi se sacó de la nada [y desde la frontal] un zapatazo de categoría que se coló por la escuadra de Jorge, sin que este pudiera hacer nada. Fue igual de cierto que con el gol encajado, al Unionistas se le esfumó la efervescencia. El choque entró en una zona de fricción, por así decirlo; en el que el conjunto de Casañ, es cierto, que dominaba sin la contundencia que debían de dar las dos categorías más, y en frente guerreaban con descaro un Tomi [sobre todo] en plan respondón: un pase de la muerte por aquí, un tragantón a Pedraza y otro a Mario Gómez en las disputas; Mito en el centro del campo bregaba con poso y solvencia. Y rascaba faltas en tres cuartos de campo, que él mismo se encargaba de colgar al área, que era la vía por la que más se acercó Salva de la Cruz el conjunto del Alfonso San Casto.
Enredados en el “piii” de Pablo Gómez, al Unionistas se le fueron 20 minutos largos sin asomarse a la meta de Jorge. De ese derechazo cruzado de Borja, que se marchó lamiendo, el poste a esa falta sobre la bocina del 45 que Ramón estrelló en la barrera.
La segunda mitad tuvo la espesura propia de la pretemporada. Salvo el tramo que fue desde el minuto 62 al 65, y que no encajó visto el conjunto de los 90 minutos, con el encuentro planteado y desarrollado en el San Casto: Mawi abrió las hostilidades y Losada las acrecentó con dos ocasiones claras a renglón seguido, un mano a mano que le ganó Jorge y un remate franco de cabeza a centro de Jon Rojo. Y san se acabó. Tanto, que los nervios se apoderaron sobre la bocina del conjunto de Casañ, que acabó pidiendo la hora, y Mario Gómez acabó expulsado en una acción absurda con Tena en el área de Salva de la Cruz. No estará en la próxima parada de la Copa RFEF, unas semifinales en las que la historia debe ser bien distinta: la Cultural.
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