El día que Mario García Romo batió otro récord de España con 12 años

No todos los días se bate un récord de España en el atletismo y por eso, y por la gran expectación que está levantando desde el año pasado, la gesta de Mario García Romo en Nueva York, donde logró arrebatar la mejor marca de la historia en la milla en pista cubierta al mítico José Manuel Abascal con sus 3:51.79, ha causado un gran revuelto. El propio Abascal quiso felicitar al joven deportista de Villar de Gallimazo: “Quiero felicitar a Mario García Romo, pues me batió el récord de España en la milla de forma brillante y le auguro un gran porvenir, ya que con solo 23 años está instalado en la elite Mundial del mediofondo (...). Enhorabuena Mario, el futuro es tuyo. Un abrazo”. Y el salmantino, agradecido y educado como siempre, respondió: “No sé si lo verá, pero muchas gracias por la felicitación, es un orgullo viniendo de uno de mis ídolos. Muchos atletas seguiremos el legado que tantos ‘milleros’ españoles nos han dejado”.

Unos minutos después de terminar la Wanamaker Mile en Manhattan, Mario García Romo no ocultaba que batir el récord de España “era un sueño” y más en categoría absoluta, después de haber logrado otro como “infantil o cadete”, sin recordarlo bien. Y es que, a pesar de su juventud, aquella primera gesta ocurrió hace ya casi once años, cuando solo era un niño.

El 12 de junio de 2012 en Las Pistas, y junto a la 15ª edición del Trofeo Internacional Ciudad de Salamanca -con participantes como el ‘Pájaro’ Rodríguez, Bruno Hortelano o Jackson Quiñonez, y hasta su hermano Jaime (que participó en el 1.500), se celebraban otras pruebas para las categorías menores. Y Lucio Rodríguez, el descubridor y entrenador durante tantos años de Mario, avisaba: “No os perdáis los 500 metros infantiles”. Y allí, un jovencísimo atleta espigado y delgado corrió en 1:11.99, solo, mientras su entrenador, amigos y familiares le daban ánimos con un ojo puesto en el crono. La mejor marca española sub 14 solo le duró tres años, hasta que se lo arrebató Fidaku González, pero la fábrica de sueños, siempre con los pies en el suelo y una tremenda ambición estaba en marcha.