Dos de las calabazas gigantes, apoyadas en una campana del campanario del pueblo.

Las calabazas gigantes de Gallegos de Argañán

En esta localidad salmantina es habitual cultivarlas para que luego las coma el ganado; lo que no es normal es que sean de hasta 60 kilos, como las de Sergio García

Miércoles, 3 de noviembre 2021, 12:01

Gallegos de Argañán es uno de los pocos municipios de Salamanca donde es habitual cultivar calabazas y por eso la superficie que se dedica a ellas es significativa. Lo que no es normal es que en uno de los huertos nacieran calabazas gigantes, de unos 60 kilos cada una, cuando lo habitual es que una grande no llegue a 30.

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El “milagro” lo consiguió Sergio García, que este año adquirió el huerto y siguió la tradición familiar, heredada de su abuelo. Encontró unas simientes de su padre y la sorpresa fue ver que las calabazas no dejaban de crecer hasta alcanzar el resultado final: admiración de los vecinos y solo poder trasladar tres calabazas en su furgoneta porque no entraba ninguna más.

El destino de estas calabazas es servir de alimento para los cerdos, que es el habitual uso que se les da en este municipio, de ahí que sean tan habituales en los huertos. Según los datos de la Junta de Castilla y León se dedicó media hectárea a la siembra de calabazas en este municipio. Es muy poco usual que se cultive tanta superficie en otros pueblos de Salamanca: ocurre en Cantalpino (para consumo humano), y en Moronta y Lumbrales, aunque con una superficie inferior a la de Gallegos de Argañán.

A Sergio las calabazas le permitirán alimentar a los cerdos durante días, con la ventaja de que si las guarda ahora en un lugar sin humedad, se conservan durante prácticamente medio año.

El secreto para que fueran gigantes cree Sergio que está, además de en la simiente, en el mimo y en que tuvieran agua abundante durante todo el verano. En lugar de sembrarlas y olvidarse de ellas, Sergio las vigilaba y cada 15 días, las regaba. Las sembró en un terreno bien abonado y, otro secreto, mantiene que es clave quitar con la mula mecánica las malas hierbas para que puedan desarrollarse “sin competencia”. “La planta crece como hiedra: primero como bolita y luego salen ramas largas que hay que dejar bien separadas”. Sergio no utiliza productos químicos, solo naturales, y métodos de cultivo tradicionales. “Hay que ver las plantas a diario y ver sus señales”, dice.

Además de obtener abundante comida para su ganado gracias a las calabazas, Sergio contribuyó a decorar el pueblo y festejar Halloween, para alegría de la veintena de niños que acudieron este fin de semana a Gallegos de Argañán.

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Tomates de 2,5 kilos

También obtuvo tomates de 2,5 kilos. ¿Truco? Quitar los mamones o chupones, espaciarlos para que tengan sol y cáscara de huevo para darles calcio.

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