Jueves, 15 de julio 2021, 11:09
Ricardo Miguel “Richard”, junto a su hermano, trabaja desde hace años en la comarca de Peñaranda cosechando primeramente el cereal y después el maíz, una labor que como se dice popularmente se prolonga “de sol a sol”. Desde su pueblo, Villoruela, se trasladan a diario a las parcelas donde toca cada día recoger ahora las últimas cebadas y casi empezar con los trigos.
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–¿Cómo va este año la campaña de cereal?
–Estamos prácticamente acabando de recoger la cebada para empezar después con el trigo, que ya está listo. En la cebada la media está entre los 3.000 y 3.500 kilos de media por hectárea, hay parcelas en las que sale más y otras en las que sale menos, depende de muchas cosas. Hemos tenido que parar un par de días por la lluvia pero, en general, va bien de ritmo.
–¿Qué tal se llevan jornadas de tantas horas en la máquina?
–Hacemos jornadas maratonianas prácticamente porque, por lo general, la gente tiene prisa por cosechar e intentamos atenderles lo antes posible. Organizamos el trabajo con un listado en el que vamos anotando según nos van llamando los agricultores para que cosechemos sus tierras aunque si urge alguna parcela, por ejemplo de colza que se va a caer, hacemos un hueco.
–¿Qué es lo más duro de este trabajo?
–Las condiciones de las cabinas en las cosechadoras han cambiado mucho en los últimos años, son más cómodas y llevamos aire acondicionado para soportar mejor las altas temperaturas con las que trabajamos, sobre todo cuando se coge el cereal. A pesar de todo, para mí lo más duro son las horas y horas que pasamos solos porque se hacen muy largas. Intentas entretenerte un rato escuchando la radio y poco más. Te vas coordinando con el del tractor o el del camión para vaciar la cosechadora en el remolque o la caja cuando está llena pero hay que avanzar el trabajo y hay poco tiempo para charlar a pie de campo.
–¿Cómo se apañan a la hora de comer o de cenar?
–Por lo general me trae la comida mi novia hasta el tajo donde esté, algo que se agradece infinitamente. A veces hago una breve parada y como junto a la máquina, buscando un poquito de sombra, y otras veces hay que comer en la cabina. Cenar ya solemos hacerlo en casa cuando acabamos la jornada y llega el merecido descanso.
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–A estas alturas, el cansancio también hará mella.
–Sí, el cansancio y a ratos incluso el sueño pero bueno, es mejor que hacer cemento con la hormigonera a pleno sol. Ya sabemos que este oficio es así y hay que llevarlo con sus pros y con sus contras. Rentabilizar la compra de una cosechadora supone muchas horas de trabajo y también es un oficio de temporada, unos pocos meses al año, el verano para el cereal y luego para el maíz y se acabó. El resto del año hay que buscarse la vida con otras tareas.
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