Nave con 1.500 toneladas de patatas vista desde el pasillo superior.

Así se mantiene el costoso arte de conservar patatas

Acabó una de las mejores campañas en cuanto a precio y ahora las naves inteligentes se imponen para guardarlas

Lunes, 5 de diciembre 2022, 19:20

Un ordenador es el corazón de las naves de almacenamiento de patata. Controla la temperatura en cada una en función de la variedad y la ventilación, otro factor clave para conservar, y avisa de fallos con un mensaje al móvil.

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Acaba de terminar la campaña, ... buena en precios, y ahora se imponen las naves inteligentes, con el objetivo de conservarlas en óptimas condiciones para sacarlas en el momento en el que los lineales empiecen a vaciarse. O cuando lo demanda la industria, como es el caso de la cooperativa salmantina Floyma, que las vende para que se elaboren con ellas patatas fritas y las conserva para abastecerla durante el mayor número de meses.

Las naves inteligentes como las que dispone esta cooperativa están formadas por el lugar de almacenamiento de la patata -en este caso cada cada una puede guardar 1.500 toneladas- y por la parte inferior entra el aire desde túneles de ventilación. Existen tres pasillos: uno el superior, desde donde se visualizan las patatas. Otro, el intermedio, donde se encuentran las ventanas y la parte superior de los ventiladores. Y otro, el inferior, con los túneles. Todos los días es necesario ventilar las naves porque las patatas producen C02 y debe salir. “Los ventiladores cogen el aire de la calle pero si hace mucho frío, lo recirculan”, explica Manuel Aires, responsable de Floyma. Las ventanas del pasillo intermedio son automáticas y si en la calle la temperatura es baja, se abren poco, cogen ese aire los ventiladores y lo meten después por los túneles inferiores.

Arriba el pasillo inferior, con los túneles dirigidos a la nave de patatas y los ventiladores. Abajo pasillo intermedio.

Otra de las claves para la conservación de las patatas es no moverlas, en especial las que tienen como destino convertirse en patatas fritas porque, explica Aires, “se concentra el azúcar y deja de freir”.

La patata que no está bien conservada es la que luego en la sartén toma un color negro. En ese caso el consumidor puede ser que apenas repare, pero si esa patata va para frita, la industria la rechaza, de ahí la importancia de la conservación.

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Antes de entrar en las naves con cintas transportadoras -de la misma forma que salen para evitar en lo posible moverlas- es fundamental el control de mildiu o enfermedad que afecta a la patata y que produce un hongo. Si una partida entra con él, se pudren, de ahí que la clave esté en la vigilancia previa en el campo.

El ordenador indica que la nave con la variedad hermes está a 10 grados. Aguantará hasta febrero. La 909 requiere algo menos de temperatura y llegará hasta abril, como la lady amarilla. En el pasillo superior hay fuera del montón una muestra de patatas para ver la evolución de los tallos en función de los antigerminativos utilizados. Es el costoso y delicado arte de conservar patatas.

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